El ombligo de una amiga mía era muy escrupuloso y no se dejaba chupar. No es que yo lo haya intentado nunca, pero según me han contado, cada vez que le acercabas la lengua el maldito ombligo corría a esconderse detrás de un pezón. Será por eso que mi amiga era un poco desequilibrada, será que perdía el centro.