Un apasionado de la política quiso felicitarle las pascuas a Berlusconi regalándole una miniatura del Duomo de Milán (por cierto, ¿os habéis fijado la cantidad de "pinchos" que tiene? hay cierta gracia cruel en todo esto). Lamentablemente, el pobre hombre se tropezó justo en ese momento y... bueno, lo demás es historia. Lo demás es historia y ¡jueguitos tontos en Internet! >:D Ahí van un par de ellos (si vamos encontrando más los pondremos por aquí):